martes, 20 de mayo de 2014

A aquellos que aspiran a inspirar...

Lo que pienso no difiere demasiado de aquellos que aspiran a inspirar a otros, a convertirse en un ideal.
Muchos piensan que son unos egoístas condescendientes. Yo creo que en parte, tienen razón.
 No creo en un paraíso y lo sabéis. Después de la muerte solo queda el recuerdo, el recuerdo que está en cada una de las personas que nos tienen presentes, a pesar de todo.
Bueno, creo que si uno quiere vivir eternamente, no debería conformarse en llevar una vida anónima. Debería hacer algo grande. Algo realmente significativo para la humanidad, para ser recordado por generaciones enteras o incluso pasar a la historia.
Ese deseo de poder aportar algo importante también lo he tenido yo. Pero no creo que mi vida se deba centrar en eso. Creo que más importante que la fama o el poder, debe ser la felicidad. Si uno vive feliz anónimamente,  no tiene el mismo efecto que vivir para siempre en el recuerdo de la gente, como un atormentado o un mártir.
Al final, simplemente morimos. No sentimos nada, no pensamos nada más allá. Solo nos concentramos en nuestra nueva vida (si es que la hay).
Los que primero inspiran a los demás son los profesores. Sí, ellos crean tal admiración en sus alumnos que quieren ser como ellos. ¿Quién no ha querido ser como su profesor cuando era un niño pequeño? Incluso de mayores, hay ciertas personas que nos inspiran respeto. Y ellas a su vez, aspiran a ser como otros más grandes.
Siempre nos chocamos con un muro.Tarde o temprano. Pero no hay que resignarse a vivir como un ser inferior a los demás, sino intentar conocer más y ser feliz. Solo eso hace falta...
Nietzsche decía que debíamos vivir cada segundo de nuestra vida como si quisiéramos revivirlo una y otra vez hasta la eternidad.
Vivir el presente, feliz, algo que tan pocos logran  ... ¡cómo aspiro a ellos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario