domingo, 25 de mayo de 2014

Recuerdos

¿Qué es un recuerdo?
Mi tío me mandó por correo unos DVD's. Eran de la serie Cosmos de Carl Sagan. Vi el primer capítulo y tuve un recuerdo maravilloso. Escuchar de nuevo aquella música tan bonita, tan perfecta... Esa serie significó muchísimo para mí. Fue la serie por la cual me empezó a interesar la física. La recomiendo a tope. Eso sí, no me he visto la nueva serie, todavía.
He sentido que mi corazón se aceleraba, como si sonriese de alguna manera.
 Hoy no solo he tenido ese recuerdo. Visité a la abuela de mis hermanastros y me quedé una noche con ella. Me hizo recordar bastante a la mía. Tenía un rosario en el cabecero de la cama. Ese "flashback" me vino a la cabeza y me sentí como si en ese momento pudiera ir al salón y gritar:
_Abu, ¡ya estoy en casa!
 No puedo describirlo exactamente con palabras. Creo que muchas de las cosas de esta vida no pueden hacerlo.
Mi niñez... cómo no recordar mi niñez. Al menos los buenos momentos.
Ese vuelco que el corazón da  cada vez que el cerebro recuerda algo emocionante, algo excitante, algo hermoso, algo bueno, cada vez que te dan ganas de volver a revivir ese momento con mucha más intensidad de lo que nuesta mente puede retener. Ese vuelco, esa emoción, es arte. Puro arte de la naturaleza.
Porque a pesar de todo, creo en la existencia de un alma. Creo en el ser humano. Creo que los recuerdos, sean malos o buenos, valen la pena. No solo somos un puñado de partículas subatómicas y reacciones químicas. La conciencia fue más allá de lo tangible.
 Quiero llorar. Creo que es la única manera de demostrar mis sentimientos a parte de escribir y si algo me emociona o me irrita, lloro. No suelo llorar de tristeza. Pero cuando lo hago, lo hago con muchísima amargura. Felizmente este no es el caso. Quiero llorar de alegría, de emoción, de saber que gracias a mis recuerdos y a mis pensamientos soy lo que soy.
Mucha gente no lo comprendería. Pensarían que soy una débil, que soy caprichosa y lloro porque sí.
¡Qué maravilla es transportarse a otro lugar, a otro tiempo! Y solo con recuerdos e imaginación.

martes, 20 de mayo de 2014

A aquellos que aspiran a inspirar...

Lo que pienso no difiere demasiado de aquellos que aspiran a inspirar a otros, a convertirse en un ideal.
Muchos piensan que son unos egoístas condescendientes. Yo creo que en parte, tienen razón.
 No creo en un paraíso y lo sabéis. Después de la muerte solo queda el recuerdo, el recuerdo que está en cada una de las personas que nos tienen presentes, a pesar de todo.
Bueno, creo que si uno quiere vivir eternamente, no debería conformarse en llevar una vida anónima. Debería hacer algo grande. Algo realmente significativo para la humanidad, para ser recordado por generaciones enteras o incluso pasar a la historia.
Ese deseo de poder aportar algo importante también lo he tenido yo. Pero no creo que mi vida se deba centrar en eso. Creo que más importante que la fama o el poder, debe ser la felicidad. Si uno vive feliz anónimamente,  no tiene el mismo efecto que vivir para siempre en el recuerdo de la gente, como un atormentado o un mártir.
Al final, simplemente morimos. No sentimos nada, no pensamos nada más allá. Solo nos concentramos en nuestra nueva vida (si es que la hay).
Los que primero inspiran a los demás son los profesores. Sí, ellos crean tal admiración en sus alumnos que quieren ser como ellos. ¿Quién no ha querido ser como su profesor cuando era un niño pequeño? Incluso de mayores, hay ciertas personas que nos inspiran respeto. Y ellas a su vez, aspiran a ser como otros más grandes.
Siempre nos chocamos con un muro.Tarde o temprano. Pero no hay que resignarse a vivir como un ser inferior a los demás, sino intentar conocer más y ser feliz. Solo eso hace falta...
Nietzsche decía que debíamos vivir cada segundo de nuestra vida como si quisiéramos revivirlo una y otra vez hasta la eternidad.
Vivir el presente, feliz, algo que tan pocos logran  ... ¡cómo aspiro a ellos!

sábado, 17 de mayo de 2014

Débil

Muchas veces me he sentido débil. Sobre todo cuando me toca defenderme. No sé hacerlo cuando estoy cara a  cara con alguien. Pero retrocedamos algunos años atrás. Mucha gente se reía de mí porque sacaba buenas notas (y era un poco orgullosa respecto  a eso) Pero siempre deje que hicieran conmigo lo que quisieran. Solo quería encajar de alguna u otra manera, que los otros niños jugaran conmigo.
Y luego crecí y ahora soy una adolescente. Sin embargo el año pasado fue una clara muestra de mi debilidad. Me hice amiga de una persona que me controlaba en casi todos los sentidos y no fue hasta 8 meses después que me di cuenta de todo el daño que me había hecho. Había sido mi culpa. Yo misma me lo busqué, pero ahora eso no tiene ningún sentido.
Sin embargo siento que no puedo odiar a esa chica, solo me es indiferente, como cuando nos conocimos. Soy incapaz de maltratar a otro ser humano, incluso si se lo merece. Cualquiera me puede insultar y yo siento que no puedo contestarle con más insultos. Si alguien me pega, yo solo puedo dar la otra mejilla.
Y si sé que debo lastimar a alguien, no me gusta. Siento que el karma me lo hará pagar el doble.
Por otra parte, está el amor. Cuando era muy pequeña me "enamoré" muchas veces y todos los chicos me rechazaban, uno me dijo: " Te quiero, pero como una amiga".
Eso me dolió muchísimo. Tenía 10 años por aquel entonces y prometí que si algún día alguien me pedía salir, yo le diría que sí por pura pena, para que él no pasase lo mismo que yo.
Ahora me doy cuenta de que estaba totalmente equivocada. No porque haya caído en una mala relación, si no porque ahora puedo empatizar con esa otra persona, "ponerme en sus zapatos". Ahora veo que nadie puede obligar a querer a otra persona, no puede.
Pero, aunque poco a poco voy madurando, no sé por qué sigo creyendo que debería llevarme bien con todo el mundo. Hay gente que no me cae  bien, lo reconozco, pero si no le caigo bien a alguien pienso que estoy haciendo mal, sé que no debería sentirme así, pero en fin...
 Creo que ya es hora de cambiar, creo que ya es hora de empezar a ser fuerte, valiente, a aprender a no dejarme pisotear, a estar con la cabeza alta y no avergonzarme de mis logros ni de mis metas, debo aprender a encontrarme y a quererme como soy, ya no puedo encerrarme en mi mundo.
 PD: Esta entrada se la dedico a toda la gente que alguna vez se ha sentido como yo, sepan que hay muchas otras personas en la misma situación, con los mismos problemas y que siempre siempre hay esperanza para que cada día sea una nueva oportunidad.

sábado, 10 de mayo de 2014

Utopía

Han pasado 4 meses desde que no me he parado a escribir aquí. Realmente no me apetecía contar mucho sobre mis opiniones... Además, tenía que recuperar clases. (Sé que la disculpa es muy cutre)
En fin, tengo que contarles una historia. Me la contaron hace tiempo pero recién ahora me he puesto a pensar en esa posibilidad.
Alguien que conozco quería ser político. Quería cambiar la situación del mundo, hacer que la intelectualidad gobernase (con él al mando, por supuesto) Iba a invertir muchísimo dinero en obras públicas y en educación. Volveríamos a seguir las normas del siglo XVIII. ¡Cómo me describía sus calles empedradas y sus edificios decorados con mármol y altas columnas que hacían recordar al Partenón griego! La primera vez que me lo contó me quedé asombrada, pero dudaba muchísimo de esa idea (y lo sigo haciendo) Su utopía no era la mía... aunque coincidíamos en algo: La intelectualidad debía de estar unida.
Pasaron muchas cosas antes de que "Saratoga" (su ciudad imaginaria) volviera a mi mente. Mi mejor amiga y yo estábamos en casa viendo algunas cosillas en YouTube. Ella me enseñó un videojuego llamado Bioshock  y al ver la historia de ese juego me quedé alucinada. Totalmente alucinada. Ella y yo (como de vez en cuando nos ocurre) empezamos a hablar de filosofía y de si eso podría pasar en la realidad. Yo (como siempre) suelo dar preguntas y ella, respuestas. Normalmente ella hace que todos los castillos de arena que me monto se desmoronen. Me devuelve a la realidad y me hace ver las cosas con lógica.
Aunque no pueda hacer una utopía (y si la hiciera, corrompería a todo el mundo), me paro a pensar en mi misma clase.
Me gusta mi clase. No me puedo quejar de ella. Sin embargo está tan desunida... sobre todo la "intelectualidad". Todos competimos con todos y es porque entre todos nos caemos realmente mal. Es muy triste, porque cuando nos juntamos, hacemos cosas increíbles. Todos en clase somos muy listos y yo me llevo bien con la mitad de ella. Pero luego estamos los 5 que 'sobresalimos' (que en el fondo eso no significa nada) y solo me llevo bien con uno de ellos, a otra le tengo respeto y a otro no lo soporto y luego está el último...que en fin...  tengo la sensación de que piensa que estoy completamente  loca. El último es el más competitivo de todos. Y yo quiero demostrarle que puedo ser igual o incluso mejor que él. Qué irónico.
Si todos nos ayudáramos estaríamos mucho mejor que ahora. Pero claro, nosotros ayudamos, pero cada uno por su lado. Cada uno ayuda a SUS amigos y no sé... Hablé con la chica a la que le tengo respeto y estaba de acuerdo conmigo. El caso es que ninguna de las dos pudo encontrar una solución.
Entonces... solo he podido concluir que la intelectualidad, aunque esté unida, también tiene que llevarse bien, y eso es ,muchas veces, difícil de conseguir. A parte, aunque seguro que tenga un montón de cosas en común con el competitivo y con el que no soporto, muchas veces somos tan cerrados que no nos daremos la ocasión de conocernos.
La intelectualidad a veces puede ser muy estúpida (incluyéndome a mí jajaja.)



domingo, 19 de enero de 2014

Perú

He hecho un viaje muy largo, he viajado 14 horas en un avión rumbo a Lima, Perú. Tenía que volver... y he descubierto que más que nostalgia por los antiguos recuerdos, he sentido alegría. He visto mis juguetes de cuando era niña y también he visitado mi antigua casa... Las cosas han cambiado  desde que me fui, y eso que solo fue hace tres años. Mis amigos han crecido, hay edificios por todas partes y lo que antes era un acantilado dominado por la fuerza del mar ahora es un malecón con largas aceras y carreteras nuevas. Conocí a mi sobrino, de 2 años y medio y es un amor. También me fui a la playa, donde han construido casas de lujo y urbanizaciones de todos los tipos, también han plantado bosques en algunos cerros...
Al principio creí que tenía un motivo ecológico o quizá era para que el cerro fuera más  consistente y que no hubieran aludes de tierra. La verdadera razón por la que habían hecho ese bosque era para que la gente pobre que vivía en el cerro no construyera sus casas allí, para no dar una "mala imagen" del país cuando los turistas pasasen por la carretera. Me quedé atónita porque no podía creer lo que oía, y más aún, no podía creer que las personas que me lo contaron y las que los estaban escuchando daban su aprobación a semejante tontería.
¿De verdad cree la gente que la pobreza se va a solucionar ocultando a la gente del mundo exterior y obligándoles a vivir en espacios reducidos sin ningún tipo de ayuda y sobreviviendo sin apenas servicios básicos? Yo al menos no lo creo así.
Mientras miraba por la carretera detenidamente, por un lado de la autopista estaba la playa con casas blancas de lujo y sombrillas en la orilla del mar, con una pared al final para protegerse de los ladrones y de los "no invitados". Por el otro lado estaba el cerro, repleto de casas diminutas, algunas ni siquiera hechas con ladrillos, ni con cimientos y mucho menos pintadas. Había una escalera amarilla que bajaba por todo el cerro para que a la gente le resultase más cómodo bajar el cerro e irse a limpiar las casas de los turistas.
Bueno, por ahí nunca me dejarían pasar porque esos sitios es "donde viven los ladrones, la gente sucia, la gente que tiene por sueño poder ir a la otra mitad de la ciudad, los alborotadores..." y tristemente, es cierto.
Pero todo este problema viene por el mal manejo de los gobiernos, que convencen a la gente ignorante dándoles falsas ilusiones o incluso guiándolos para que crean que conseguir una camiseta de marca o permitirse ir a un mc donalds es más importante que su propia educación o sus condiciones de salud.
Claro que existe la educación allí, pero la mayoría es privada y la pública saca a escondidas cierto dinerillo aprovechándose de la gente sin recursos. Y todo esto demuestra la importancia de la cultura.  Si Perú tuviera aunque sea a todos sus habitantes terminada la secundaria sería un milagro y valdría la pena.
El pueblo todavía no puede elegir, pues más de la mitad de la gente es ignorante y no ve más allá de sus propias fronteras tanto en el espacio, como en  el tiempo.
Si al menos todos supieran leer... lo que cambiaría este país.